EMPRENDIMIENTO TURÍSTICO
- vicentesmith
- 8 ago 2018
- 2 Min. de lectura

La Génesis
El mayor reto en la vida de un ser humano es uno solo: conocerse a sí mismo. Y para emprender, todos los gurús en la materia coinciden en que, antes de pensar en el retorno monetario, es necesario enfocarse en las habilidades de cada uno... aquél sello único que marcará la diferencia en ese servicio o producto.
Emprendiendo en Turismo, una 1ª mirada
El Turismo es la industria más transversal que existe. Su impacto indirecto es muchas veces incalculable. Oficialmente, el Turismo en Chile representa el 3,4% del PIB nacional, pero si incluimos las aristas indirectas, cifras extraoficiales hablan de un 5,6% ($13.440 millones de dólares)... nada mal para un país que deja mucho que desear en materia de calidad en servicio turístico.
Entonces, ¿emprender en turismo es una oportunidad? (...la pregunta del millón). Lo será siempre y cuando ese emprendimiento contribuya al crecimiento del turismo en Chile. Y para que sea una contribución, ese servicio o producto deberá llenar una necesidad... y en Chile estamos recién ordenando el turismo macro, por lo que las oportunidades de negocio sí existen.
Activación de nuevos destinos, tecnología, hotelería, tour operación, gastronomía, Big Data, marketing, transporte de pasajeros, son algunas de las áreas que más interés genera al momento de emprender en la industria.
Lo que quiero transmitir con todo esto, es que es imprescindible entrar en esta industria con un enfoque determinado según las necesidades que el mercado está dictaminando, y por sobretodo, explotando las habilidades, fortalezas y conocimiento que el futuro emprendedor pueda tener en esa(s) área(s). No hay que inventar la rueda, pero sí ir más allá tratando de diferenciarse. Ya sea turista nacional o extranjero, ese cliente está al tanto de los cambios que la industria del turismo está viviendo, y sus hábitos de búsqueda y consumo nunca pueden superar las expectativas del emprendedor turístico.
¿Un consejo?... marcar la diferencia en el SERVICIO. No importa si el baño del hotel es de oro, si las sábanas son de 400 hilos, si la van es una Mercedes-Benz o si el guía habla 8 idiomas--- si el servicio es malo, la calificación del producto por parte del viajero será mala también. Al final, es la persona brindando el servicio la poseedora de la responsabilidad máxima de cómo el turista vivirá esa experiencia, y será responsabilidad del emprendedor transmitir de manera efectiva esa importancia de la calidad del servicio en toda su cadena de valor de su emprendimiento.
Enrique Armstrong
Zivadin
Comments